Botellón y juventud
- Lucía Galilea
- 20 oct 2016
- 2 Min. de lectura

Los adolescentes no conciben pasárselo bien si antes no han bebido alcohol. La ingesta de bebidas alcohólicas es una práctica social muy antigua que ha estado presente en numerosas culturas a lo largo del tiempo. En España, no concebimos una reunión o fiesta en la que no haya una copa de vino, un chupito o un cubata. Así que no es de extrañar que nuestros jóvenes empiecen a beber cada vez antes. El cambio es rápido, los adolescentes pasan de jugar al escondite a hacer botellón, una práctica colectiva muy extendida en nuestro país y, que se encuentra fuertemente influenciada por las normas sociales y por el contexto socioeconómico y cultural en el que vivimos. Los jóvenes relacionan el fin de semana con diversión, fiesta, alcohol o irresponsabilidad. Progresivamente se ha ido tejiendo un patrón juvenil de consumo de alcohol, empleándolo como mero articulador del ocio y de las relaciones sociales de los adolescentes, algo preocupante. Da pena encontrarse a niños de 13 años borrachos, algunos incluso llegan al coma etílico. Evidentemente, como niños que son no saben actuar en tales circunstancias y menos en estado de embriaguez. El problema se encuentra en quién asume la responsabilidad de estos jóvenes. Los padres como educadores y modelos a seguir por los más pequeños son los responsables de fijar límites que, en la actualidad, son bastante laxos. Muchos adolescentes en el siglo XXI dominan a sus progenitores e incluso son ellos los encargados de establecer la hora de llegada a casa y exigen la paga. La educación, el circulo de amistades, las nuevas tecnologías o el cambio educativo en la familia son algunos de los factores que influyen en que cada vez el consuma alcohol se haga a edades más tempranas. En otros países esto es impensable. Por tanto, es necesario reflexionar sobre lo que hacemos mal, porque esto no nos beneficia como marca Euskadi, ellos son el futuro, así que eduquemos desde casa.
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